jueves, 30 de septiembre de 2021

Semana 9

 24/07/2021

Mucho gusto, Manual de estilo APA

Quería leer mi bitácora en esta clase, pero las cosas nunca son como las planeamos. Mi computador no se podía conectar a Internet y mi celular estaba medio bloqueado, ¿qué tal eso? Pero está bien, hay que fluir con la vida, supongo. ¡Ah! Si me quieren leer, ya saben que aquí lo encuentran todo.

En esta clase entramos en forma con el estilo APA, el Manual de publicaciones de la American Psychological Association. Sí, lo mismo que nosotros conocemos como Normas APA, esas que son obligatorias y que si están mal aplicadas hacen que la nota de un trabajo baje. Noten que es un manual y que se refiere a un estilo, la palabra «norma» ya no se acomoda tanto aquí, ¿no?

Como no es una norma y a veces no nos gusta hacer las cosas que no se nos obligan, podría empezar a pensar que es una bobada utilizar el estilo APA, pero la verdad es que ahora le encuentro más sentido que antes. Resulta que parte del propósito de citar y referenciar es demostrar que ese conocimiento viene de la construcción de otra persona; eso me recordó cuando vi Propiedad Intelectual y entre las explicaciones el profe nos hacía pensar un poco en porcentajes: qué tanto produje yo y qué tanto le pertenece a otro autor. Otro ejemplo que nos hacía era la comparación entre Crepúsculo y Cincuenta Sombras de Grey, pues uno de los contenidos nació como fanfiction, pero terminó siendo algo distinto, así que las autoras no tienen motivos para citarse. Sí, yo sé que son ejemplos de otras dimensiones, pero explican a lo que quiero llegar.

Cuando relaciono el manual de APA con la propiedad intelectual, siento que sí es necesario usar citas, referencias y un buen orden. Es que sé cuánto trabajo hay detrás de una idea y me daría rabia que alguien más se llevara el crédito. Ahora sí me suena la norma, el protocolo de citar, porque no podemos pasar por encima de los derechos de autor. Entonces entiendo el problema al que se refiere Reyes (2016) en su artículo, lo que pasa es que sí necesitamos de ciertos protocolos en donde lo que dice el manual sea aplicable. El entender por qué citar y todo lo que puedo hacer con ello hace que mi perspectiva cambie. Ya no es más que una larga lista de personas que dijeron algo útil, es el reconocimiento del esfuerzo de otros y cómo eso me enriquece.

Después de tremenda introducción que Sebastián nos hizo sobre el manual APA, nos empezó a mostrar cómo aplicarlo. Me parece curioso que todo tiene una razón de ser, lo cual es bueno porque es un indicio de que todo se pensó y no se hizo porque sí. Por ejemplo, que se usa la tipografía Times New Roman, pues las serifas facilitan la lectura; o que el texto se justifica a la izquierda para evitar detalles de diagramación que no son agradables al ojo y que a veces terminan en distracciones.

Me gustó saber que además de reconocer a los autores, las citas nos ayudan a reforzar lo que queremos decir, ampliar textos –con razón y no para que se vea más largo–, aclarar nuestras ideas y también para generar una discusión con el autor. La idea de conversar, incluso discutir, con el autor me parece buenísima. Qué chévere llegar a ese punto.

Después de la explicación sobre cómo citar, qué citas hay y cómo se referencia, entramos a Quizizz. Las preguntas estaban relacionadas con lo que acabábamos de aprender y como es natural con estas plataformas virtuales, sentí toda la adrenalina. Fuera de ese sentir, recordé que en primer semestre cuando vi Interlocución y Argumentación también tocamos el tema del manual APA, de hecho, ahí fue en donde obtuve la explicación para usar la sexta edición. Eso lo vimos a principio de semestre, así que en el primer parcial tuvimos que citar y referenciar. Lo gracioso de esto es que lo hicimos a mano y era algo aprendido de memoria. Supongo que era para recordar cómo se hace y que sí es relevante citar y poner referencias, pero en este punto de la vida –¡por lo vieja que estoy! – yo diría que no me acuerdo del todo.

Con respecto a mi experiencia en esa clase y la idea de que son normas APA porque así se estableció y ya, creo que todos deberíamos ir más allá. Es que no se trata de hacer memoria y vivir en piloto automático, es muchísimo más importante el poder entender por qué se hacen las cosas. Así como también decían en Corrección, si conocemos sobre estilo y ortografía, podremos decidir con criterio qué reglas queremos romper. –No, lo anterior no es una invitación para dejar de darle crédito a los demás–.

Sin pensarlo, esto terminó siendo una especie de reconciliación con el Manual de APA. Por otro lado, me parece que también es una autoinvitación –es válido si ustedes se quieren incluir– para pensar más en el porqué de las cosas. Siempre podemos ir más allá de lo evidente y no dudo que nos llevaremos grandes sorpresas, incluso, tomará sentido aquello que nos hacía ruido en la cabeza. En mi caso, ya entiendo la razón de que el documento que obtuve en primer semestre haga referencia a un Manual y no a otra cosa. Aunque aquí entre nos, el manual de la séptima edición sí se llama «Normas APA» ja, ja, ja. Supongo que todos tenemos que seguir trabajando en eso, en entender a qué nos referimos y cómo las palabras lo pueden transformar.

En conclusión, cada día aprendemos un poco más. Desde qué es lo obligatorio, por qué se hacen las cosas de determinada manera y qué efecto tienen las serifas en nuestra lectura. Ahora nos queda un camino de exploración, así que es buena idea saludar el manual como un amigo al que hay que conocer. Esa es una manera para aprender a citar y sentirse tranquilo en el proceso.

PD: ¡Se me olvidaba! Hay herramientas tecnológicas para referenciar, aunque yo soy un tris tradicional.

Referencias  

Reyes, B. (2016). "El profesor que cuestiona el uso de las normas APA no ha indagado a profundidad". Las 2 orillas. Recuperado de: https://www.las2orillas.co/el-profesor-que-cuestiona-el-uso-de-las-normas-apa-no-ha-indagado-a-profundidad/


- Valentina Sandoval

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Semana 8

10/09/2021

Recuerdos y pruebas

Estoy escuchando un live en Instagram sobre la influencia que podemos tener, eso me lleva a pensar en una frase que salió en el ritual de las bitácoras: (Flórez, 2021) «…las ideas pueden cambiar el mundo, sin importar su tamaño». Creo que aún me da vueltas lo que sucedió hace semanas, la charla que tuvimos sobre las publicaciones y la necesidad por ser reconocidos. Me quedo con la idea de que podemos ser influencia desde cualquier punto, incluso desde el más pequeño, y eso ya cambia el mundo. Me siento en paz con eso, sin ceder a la presión.

El párrafo anterior surgió como coincidencia, pero ya estoy revisando mis apuntes, no se preocupen (o sí, porque de pronto termino hablando de cosas que ni siquiera sucedieron en clase). Mis apuntes dicen literalmente: ¿facilidad del lector? ¡Referencias! I knew it. Saben qué, de manera curiosa, eso se conecta con lo que escribí anteriormente. La cita que tomé es de la bitácora de Majo. Escribí la en mi cuaderno, escuché a Francisco leerla y disfruté. Me gusta su forma de escribir; no creo que el formato en que lo hace (entre versos y palabras) le quite facilidad al lector para seguir el hilo en la página web, me parece dinámico y bello. Aunque luego recuerdo que la sugerencia de cambiar es porque vamos en un camino hacia la escritura académica y está bien, ya qué. Por otro lado, sobre las referencias, mi intuición me decía que ya empezaríamos con eso, así que la bitácora pasada cité a Benito Taibo como prueba, para la práctica y porque no había mejor manera de inaugurar mis referencias.

Parece que voy volando entre mis pensamientos y recuerdos, pero no lo puedo evitar. La actividad que hicimos en Quizizz me transportó a once, cuando Martha proyectaba preguntas de opción múltiple y nosotros teníamos que solucionarlas en nuestro cuaderno, después lo socializábamos y esa era nuestra preparación para las EPA y el ICFES. Esta vez es diferente, ya no tengo diecisiete y el mundo es más grande de lo que en ese entonces me parecía.

La clase fue para hablar de las pruebas Saber Pro, que se acercan cada vez más. Estas buscan evaluar nuestras competencias y cómo las utilizamos para resolver problemas en la vida cotidiana. Gracias a Sebastián sé que hay seis módulos y que uno de ellos no es calificado. Creo que antes no me había preguntado cómo sería ese examen, por lo menos no a detalle. Aunque debo confesar que sí había rogado que no aparecieran números ni matemáticas, porque acercarme a ellos sería tan arriesgado como meter la mano en la jaula de un león (Taibo, 2021). Aquí entre nos, ya me ha tocado tomar ese riesgo.

La verdad, le agradezco a Sebastián por conectar las pruebas Saber Pro con la clase. No tengo idea si otros profesores hablan de esto, pero creo que de no haber estado en esta clase, tal vez me enteraría de cómo es la prueba al presentarla… no sería tan chévere. Ahora sé con qué me encontraré en ese examen: comunicación escrita, razonamiento cuantitativo, lectura crítica, competencias ciudadanas, inglés y el cuestionario socioeconómico, que por supuesto no es calificado de la misma manera que los otros módulos.

Entonces lo que hicimos fue practicar, conocer las preguntas y entender el porqué de sus respuestas. Adicionalmente, como todo se conecta, analizamos cada punto desde los niveles de lectura y me di cuenta de cuán importante fue haberlos aprendido en un inicio.

Por otra parte, debo mencionar que me parece curiosísimo que en el módulo de comunicación escrita la ortografía no sea tan importante como debería. ¿Por qué evaluar una competencia si lo van a hacer a medias? Sí, yo sé que la estructura y la redacción se llevan el protagonismo, pero la ortografía es como la cereza del pastel, si no hay cereza o ningún decorado, no se ve lindo. Incluso, podría decir que la ortografía es como el condimento en la comida, si no lleva, entonces queda insípida.

Lo anterior me lleva a pensar en por qué en el 2003 decidieron evaluar las competencias de los universitarios. Entiendo el propósito, aunque a mi modo de ver, se queda corto. Es decir, presento la prueba porque es un requisito para graduarme, evalúan mis competencias y ya, gracias. ¿Qué pasa si mis competencias no están desarrolladas? ¿Nada? Igual me voy a graduar, ¿no? En realidad, no tengo mucha información al respecto, pero creo en la Javeriana solo te dan beneficios si tu desempeño es buenísimo, en el caso contrario supongo que solo se pagan los derechos de grado y se celebra. Además, en la vida laboral poco importa ese resultado. Ah, no sobra decir que somos más que un número.

Así las cosas, no me queda nada más que prepararme, leer bien y recordar esos trucos de clase. Pensar en el nivel de la pregunta ayuda a llegar a la respuesta, y mi profesor de pre-ICFES decía que es muy importante mirar la referencia del texto, ya que ahí podemos encontrar algunas pistas. Si las pruebas Saber Pro son útiles o no, ¡quién sabe!, es lo que tenemos. Siendo así, supongo que habrá que aprovechar la oportunidad de medirse. Si nadie va a hacer algo con los resultados –fuera de las becas y otros beneficios–, nosotros podemos tomar esa medición de capacidades para mejorar; así como repiten eternamente en el marketing y la investigación de mercados, lo que no se puede medir no se puede mejorar.

En mi opinión, es bueno conocer todo esto antes de lanzarse al vacío… o a la prueba. Desde lo que van a preguntar, qué implican los resultados y lo más importante, saber que siempre se puede mejorar. De esta reflexión puedo llegar a eso, que independiente de la utilidad, si me parece chévere o no el examen, puedo hacer algo por mí, ¿qué voy a hacer con los resultados? La idea es apuntar a lo mejor. De hecho, ahora que sabemos sobre los beneficios, me parece que también vale la pena el prepararnos, leer y por supuesto, no dejar de escribir.

PD: poner las referencias es la parte menos divertida jeje.

Referencias

Flórez, M. (2021). Ávidos excusos. MF – Info y doc. https://mariajoseflorezch.tumblr.com/post/661948826243022848/%C3%A1vidos-excusos

Taibo, B. (2021). Persona normal. (1era edición). Editorial Planeta, sello Destino.

  

jueves, 9 de septiembre de 2021

Semana 7

 03/09/2021

No clase, muchos pensamientos

Sobre la no clase. El viernes anterior me alegré de saber que no nos íbamos a conectar como usualmente lo hacemos. No me malentiendan, mi alegría se debió a poder descansar de mi largo horario de los viernes. Imaginé todo lo que iba a hacer en esas tres horas–contando el hueco antes de clase–, pero los planes siempre cambian.

Ese viernes tuve Marketing Editorial, que sin querer, se ha vuelto una de las materias que más me gustan. Es la única materia de mi énfasis que estoy viendo este semestre y en ella siento la calidez de los libros, y como lo mencionó Sebastián en Persona Normal, a veces parecemos una secta. Me emociona mucho porque el ambiente es diferente, todos estamos en la misma página y nos entendemos bien. Además, está en nuestros planes hacer un tour de bibliotecas, ¡qué tal esa maravilla! La verdad es que me entra nostalgia terminar con eso que tanto me gusta. No puedo creer que solo me falten tres clases para cerrar mi énfasis.

Yo había planeado volver a mi cama y dormir en el tiempo de Información y Documentación, pero Santi llegó y lo tenía que cuidar. La verdad es que nos divertimos, jugamos un rato y escuché parte de sus clases. De hecho, pude saludar a uno de los profesores que me dio clase en casi toda mi estadía dentro del colegio. También le hice preguntas a Santi, porque parece que la idea del metamodelo y lo que son las palabras no se escapa de mi cabeza.

—No me gusta comer salchipapas, o sea, las papas y las salchichas me gustan, pero no juntas —dijo Santi.

—¿Qué es lo que no te gusta de la combinación entre las papas y las salchichas? —pregunté.

—Su sabor.

—¿A qué te sabe? ¿Qué no te gusta del sabor?

—¡Pues no sé! —se calló un momento— ¿Por qué me haces tantas preguntas?

—Curiosidad —contesté con una sonrisa.

En el primer ejercicio de preguntas llegué a pensar que era más fácil obtener información de los niños, pero parece que no. Creo que aquí entra en juego el verdadero conocimiento de nuestro mundo interior, qué tanto queremos compartirlo y cómo expresarlo con palabras.

Las palabras. Yo no dejo de pensar en ellas y ellas no me dejan sola. También pienso en los metamodelos y a ratos en Sebastián, no el del libro, sino el profe. Es que recuerdo lo que hemos visto y parte de eso lo he podido conectar un poco con mi relectura de Persona Normal. La clase se robó mi lectura del capítulo De la velocidad del pensamiento, tal vez porque el pensar, la mente y las palabras han ocupado gran parte de nuestras charlas.

«Eso es lo bueno de los pensamientos. Empiezas con una cosa, y terminas con otra que nada que ver. O todo que ver, no estoy seguro. El caso es que los pensamientos van hilvanando, a veces por medio de una palabra o una imagen, o un sabor, o un color, a otros pensamientos» (Taibo, 2021, p. 70).

Como lo explica Benito Taibo –a través de Sebastián, el personaje–, nuestros pensamientos son puntos de costura y ese proceso es increíble, tal vez por eso nos cuesta poner en palabras todo lo que hay en nuestra cabeza. Ahí la importancia del metamodelo… o de hacer preguntas para entender cómo las ideas que no tienen nada que ver entre ellas en realidad sí tienen relación.

Y como esta es una no bitácora de una definitivamente no clase, y como mis pensamientos son así, saltarines, voy a hacer una confesión. No quería citar a Benito, pero lo hice porque sé que eventualmente tendremos que hacerlo como ley –el hecho de citar, me refiero–. Siento que sobra un poco ponerle la página y el año de edición a la cita, aunque entiendo por qué se hace, pero es que este escrito es tan informal que me bastaría con decir que son palabras de Sebastián, el sobrino de mi querido tío Paco, ambos son creaciones del genio Benito Taibo. Sí, aquí queremos mucho a Benito –queremos porque hablo de mí y cada parte de mí… si tiene sentido. Así como Endry Carreño y sus diecisiete personalidades–.

Y ya. Creo que eso es todo lo que tengo que decir sobre la no clase, que en realidad no es mucho porque ni siquiera nos conectamos a Teams… bueno, yo no. Ahora, como conclusiones puedo decir que en ciertas ocasiones las preguntas me pican y quiero experimentar con quienes me rodean para conocer qué hay en sus mentes; releer Persona Normal ha sido especialmente bueno para este tiempo; creo que la palabra «bueno» me puede asustar un tris, como muchas otras palabras, por lo que puede significar y lo que intento representar desde mi mente, o por la agresión al lenguaje que puedo cometer… uff. ¿Qué otra cosa iba a escribir/decir? ¡Ah, sí! Creo que algo relacionado con la citación, pues nada, es importante no pasar por encima de lo que las otras personas crean y reconocer su contenido. Ah, tengo que hacer referencias. Bueno, eso ya no es divertido. Nos leemos pronto.

P.D 1: uso el manual de la sexta edición, ¡perdóóón!

P.D 2: sí, esta no bitácora es un mensaje para que todos lean Persona Normal.

Referencias

Taibo, B. (2021). Persona Normal. Colombia: Editorial Planeta.

-Valentina Sandoval Pineda.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Semana 6

 27/08/2021

Esto no es una bitácora

Esto no es una bitácora… creo. Lo que sí sé es que en este momento no pienso en lo mismo que cuando hago una bitácora; creo que mi mente está configurada de manera distinta.

Es raro que ahora las palabras no me fluyan, cuando ayer, mientras estaba en clase, tenía un montón de ideas en la cabeza. Tal vez esto se debe a que ya me había acostumbrado a relatar lo que sucede en clase y estaba tomando el reto de ser intertextual.

¿La que pasó fue la semana seis? Uff, qué locura. No me di cuenta en qué momento pasó tanto tiempo. Creo que he estado cansada y mi cabeza ha estado concentrada entre las lecturas de Investigación de Mercados, Ética, Filosofía y en el intento por entender Estadística. Hablando de estadística, eso le quita diversión a los viernes y el único recuerdo agradable que tengo en relación con eso es del colegio, en donde siento que Sigrid y Caro, mis profesoras de ese entonces, explicaban mejor.

Como se trata de mi blog –y de una no bitácora para una no clase–, voy a confesar que me sentí un poco juzgada con los comentarios sobre los likes a nuestros registros de clase. Nace la suposición de haber encontrado la fórmula correcta para ganarse un corazón virtual por parte del profesor, se dice que es por tomar la valentía de dejarse leer, y que el contenido no es lo más especial. Me sentí señalada, aunque sé que no era nada personal, porque la semana anterior me gané un like… y bueno, pensé que no era coincidente. Es gracioso que ese hecho haya sacudido mi mente, pero tiene sentido, por lo menos para mí. Es que esa bitácora la escribí luego de una extraña semana, después de un tiempo en el que no tenía ganas de escribir y mis ánimos estaban por el piso; incluso me identifiqué con lo que Mariángela Urbina escribió en su libro sobre querer morirse en la teoría y no en la práctica. Luego de escribir, me releí y me gustó con lo que me encontré… creo que ese sentimiento es de lo mejor.

El punto es que no creo que el criterio de las interacciones en Twitter esté guiado únicamente por lanzarse al vacío, aunque eso es tremenda valentía. No puedo decir quién merece like o no, y creo que no me compete decidir y si fueron bien dados. Ahora que lo pienso, esta situación también se da afuera, en la vida real. Muchas cosas nos parecen injustas –más allá de la ley– y a fin de cuentas, no somos nadie para juzgarlo. Supongo que debe bastar con la seguridad de lo que uno está haciendo.

Aunque aquí entre nos, no puedo negar que me da mucha curiosidad saber cómo me lee el profe. Muchas veces la interacción en Twitter se basa únicamente en el retuiteo y no conocemos más allá. Esto lo confieso sin interés por los likes o Gifs –que me gustan mucho–, es más porque debo reconocer que sí he abierto puertas a mi mente y eso parece otro mundo, ¿qué habrá pensado él sobre mis referencias a Frozen o mi curiosidad por chisme de Laurita? Uff, ¡se me ocurre algo mejor! ¿será que alguno de mis tweets le habrá salido en el inicio? Porque por allá soy un tris intensa con lo que sea que venga a mi cabeza.

Bueno, bien hice al denominar esto como una no bitácora. Ya ni sé de qué estoy hablando, pero lo he disfrutado. Qué chimba escribir (JAJAJAJA PERDÓÓÓN). Volviendo a mis pensamientos de la sí clase, al final dije que me iba… no recuerdo la palabra, digamos que era «desesperanzada» ¿o «desanimada»? ¡Lo que sea! La presión del mundo es agobiante. Después de ver el afán por publicar y hacer check en una lista de logros, solo puedo decir que abrirse camino no es tan fácil. No porque no crea en mí o porque me parezca imposible, es que la rivalidad y todas las redes que pueden existir son una locura. Por suerte mis logros no dependen de la rosca y mi pensamiento no es el mismo del mundo.

 No digo que ser exitoso sea malo o que el nombre de mi universidad no sirva para nada. A lo que quiero llegar es que me parece más chévere dejar de lado toda presión y pensamiento agobiante, todo lo que nos mueve porque sí, por ego y a pisotear a los demás. Con esto me acordé del colegio y su invitación a la excelencia y el magis, eso me parece increíble. Qué rico que busquemos más por nosotros mismos, por la transparencia de nuestro corazón y lo puro de los sueños, sobre todo para servir a los demás. Como San Ignacio lo planteó alguna vez: «ser más para servir mejor». Creo que esa idea siempre me ha gustado –algo tendrá que ver el hecho de que me la hayan enseñado con amor–, es que nuestro propósito es el servicio y la creación de comunidad. Desde chiquitos nos llamaron a ser excelentes, desde lo más puro y honesto, para dar lo mejor de nosotros en el lugar que nos encontremos. Si voy a ser comunicadora, que mi voz y mis palabras estén al servicio de los demás, que la palabra de vida nunca me falte. Si por mis manos van a pasar libros, que estos lleven luz a cada lugar al que vayan. Además, como también dicen por ahí, hay que poner el amor en las obras, SIEMPRE.

Ya para cerrar, diré que este ha sido un cambio gracioso. Empecé escribiendo porque sí, sin tener mucha idea de lo que estaba diciendo, alcancé a mostrar parte de un discurso pesimista, hice drama y recordé a mi colegio. Debo decir que me apasionó escribir sobre lo que nos enseñaron con respecto al servicio. Sentí que por mi mente se pasaban muchas ideas y mis manos escribieron más rápido en el teclado. Quiéralo o no, esa idea quedó tatuada en mi corazón. No sé, pero qué rico servir. Y no, no tiene que ser siempre desde una específica situación en donde ayudo a determinada comunidad, el servicio puede acompañarnos siempre. Por ejemplo, sirvo con amor si le doy ánimos a quien lo necesite. En fin, mi mensaje hoy es que servir es buenísimo y allí se puede encontrar excelencia. Lo que dice el mundo no es necesariamente la verdad. Y tal vez, solo tal vez, yo termine escribiendo en el blog de Información y Documentación solo porque sí.

-Valentina Sandoval Pineda.

Semana 16

  12/11/2021 ¿El final? No puedo no escribir. Menos cuando esto ha significado tanto para mí y me cuesta despedirme. Aún no puedo creer ...