06/08/2021
Desde afuera
Primer viernes de agosto.
Me desperté mucho antes de que la alarma sonora y como las malas noticias –si
se quiere pensar que son malas– caen como un balde de agua fría, ya no pude
dormir. Mi cabeza se llenó de pensamientos y entre esos esta bitácora, sobre
todo el momento en que empezara a escribirla. Recordé lo que hablamos sobre la
cultura de registro y me pregunté si era necesario tener información sobre todo
lo que sucede, incluso lo que no quieres recordar. La respuesta me llegó de
inmediato, claro que sí, de nada sirve olvidar. Además, fuera del contexto
personal, no sería nada bueno tener vacíos entre la historia y toda la gestión
que podemos hacer con la información.
Si soy honesta, cada vez
me impresiona más lo distinta que percibimos la clase y las diferentes cosas
que suceden en nuestro entorno mientas nosotros nos conectamos a aprender. Hoy
escribo esta bitácora desde mi distracción y con ayuda de la grabación de la
clase.
Como ya se está haciendo
costumbre, Sebastián nos empezó a saludar y desde su genuino interés por
nosotros nos hizo algunas preguntas. El siguiente punto de la clase fue directo
a la lectura de bitácoras, que también trajo un fuerte llamado de atención. Al
principio no muchos estábamos animados con compartir nuestras palabras, yo no
tengo mucho que decir al respecto por la lluvia de pensamientos que tenía en
ese momento. Sebastián nos recordó la carrera que estamos estudiando, nada más
y nada menos que Comunicación, así que no debe ser problema el comunicarnos,
mostrar nuestras ideas y lo que escribimos. Creo que para mí no significa un
problema, aunque no puedo negar que siempre hay una emoción nerviosa cuando se
trata de mostrar lo que hay en mi cabeza. Supongo que es normal, qué aburrido sería
todo si me dejara de sentir así. Es como si un cantante ya no sintiera
mariposas al salir a dar un show. Creo
que no es gracia si no se remueve todo en tu interior al hacer lo que amas.
Volviendo a la clase,
Astrid se lanzó con valentía y compartió su bitácora, después le tocó el turno
a Juan Sebastián como regalo de cumpleaños. De la lectura, como siempre, salió
una reflexión importante, ¿en qué nivel estamos escribiendo? Eso me recordó al
colegio, pues casi siempre en las EPA (Evaluación Periódica Acumulativa) hacían
preguntas desde lo literal, lo inferencial y lo intertextual. Es curioso volver
a eso, porque nos lo repitieron muchas veces, pero creo que en general, nunca
nos hicieron pensar desde qué nivel estábamos produciendo. Entre todos se
construyó el concepto de los niveles: el literal, aquel que muestra lo
explícito, que se conecta con la capacidad de observación y la memoria; el
inferencial se refiere a lo implícito, a la interpretación, la suposición y las
conclusiones a las que uno mismo puede llegar; el nivel intertextual es donde
existe la capacidad de relacionar textos y hallar patrones dentro de la
información. Después de poner varios ejemplos para entender esos tres niveles,
Sebastián nos habló del nivel más top y
retador, el analítico, que se encarga de ser crítico, formular nuevas
preguntas, tener coraje y valentía para proponer un diálogo nuevo. Sí, es todo
un reto, aunque ahora que somos más conscientes de esto, creo que será más
fácil ponerlo en práctica. Que no solo se ejercite el músculo de la escritura,
también el músculo crítico. Como dijo Sebastián, las mejores cosas en la vida
las aprendemos solitos y la mejor disciplina es la autoimpuesta, además,
estamos aquí para aprender a aprender.
Como todo –o casi todo–
se entiende mejor con ejemplos, el profe nos mostró un video llamado Cómo discutir sin dar vergüenza. Allí se
muestra una entrevista en donde la entrevistadora presupone muchas cosas para
hacer quedar mal a Jordan Peterson, el entrevistado; nos intentan enseñar
diferentes estrategias para darnos a entender, defender nuestra posición y
mantener la calma al hacerlo. Algo que llamó mucho mi atención es que una de
las estrategias para responder bien es la buena postura, de inmediato me
transportó al 2018 cuando con unas amigas habíamos pedido asesoría de
entrevistas en la Javeriana, el profesor que nos acompañó nos habló de la buena
postura porque respiramos mejor y así pensamos con más agilidad. Del video el
profe hizo preguntas desde los diferentes niveles para que nosotros pudiéramos
identificar mejor los conceptos, fuimos desde preguntas como lo que más nos
llamó la atención, nuestra deducción sobre alguna frase y el propósito del
video.
Creo que para ese punto
de la clase muchas cosas rondaban por la cabeza de cada uno de nosotros, así
que Sebastián empezó a cerrar el tema. Nos pidió compartir qué nos llevamos y
qué sentimos; ese viernes yo sentí de todo, pera nada tiene que ver con la
clase. Después de ver la grabación puedo decir que me llevo la importancia de
los niveles y me impactó que resultan un poco poéticos, me refiero a lo que
estos evocan, por ejemplo, el literal nos lleva a recordar, el inferencial hace
que nuestra mente vuele entre conexiones, el intertextual nos conecta para no
olvidar y el crítico nos da valentía de ir más allá (como Elsa de Frozen ja, ja, ja) y nos permite
conversar con el autor. Aunque suene demasiado clichesudo, me sentí agradecida por la tecnología tan avanzada como
para permitir grabar la clase, y con el profe, pues sigue buscando romper el
hielo entre nosotros para crear un espacio seguro de aprendizaje. Ya veremos lo
que trae la nueva semana.
- Valentina Sandoval Pineda
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