05/11/2021
¡No hagas el oso!
Desde el colegio sé que
hacer plagio está mal, sin embargo, en la universidad me di cuenta de lo grave
que es. En primer semestre nos explicaron cómo usar el estilo que brinda APA
para citar y no robarle el crédito a los autores, pero este tema me generó más
interés cuando entré al énfasis editorial.
En tercer semestre vi
Propiedad intelectual, como era una materia editorial, la mayoría de los
ejemplos, casos y ejercicios estaban relacionados con libros. Eso me ayudó un
montón, pues así pude entender la importancia de los derechos de autor y el
respeto que les debemos a ellos. Puede que el proceso editorial se diferencie
un poco de la publicación académica y el uso de APA, pero ambos tienen un gran
trabajo detrás de escena. Yo sé que la piratería es un tema complicado, pero me
llena de coraje pensar en que el nombre del autor y el trabajo de toda la
editorial esté siendo pisoteado.
Por otro lado, me asusta
pensar que este ejercicio de plagio está tan normalizado. No es extraño ver que
en redes haya videos facilistas en donde recomiendan hacer un parafraseo y te digan
que es suficiente con cambiar las palabras para que el contenido pase como
propio. No es raro que existan páginas para hacer ensayos y ahorrarse el
trabajo de lectoescritura. Nos han dicho que la mediocridad no está mal, que
plagiar es grave solo cuando se dan cuenta y ¿quién se va a dar cuenta?
De los ejemplos de clase
me di cuenta de que es mucho el descaro. Yo sé que a veces no dan ganas de
escribir, pero qué tan perdido tiene que estar uno como para literalmente
copiar, pegar y llevarse el crédito. En uno de los escritos el estudiante se
encargó de desarrollar el concepto que da un autor sobre un tema. Con mi grupo
notamos fácilmente que no había citado bien, por lo tanto, estaba incurriendo
en un error. Al momento de buscar la cita que el estudiante puso, nos dimos
cuenta de que no había puesto año ni página ni nada, porque había copiado la
frase de manera literal. Es decir, tomen este ejemplo: “Benito Taibo dice que
le gusta comer tacos y está escribiendo un libro de cocina”. ¿En dónde dijo eso
Benito Taibo? ¿Cuándo lo dijo? ¡Hay que buscar en Internet! Copiamos y pegamos
esa frase, ¡oh, sorpresa! Está literal en Wikipedia en la sección de tacos. El
nivel de descaro es así de grande.
Wikipedia es una cita
compleja. Muchos desconfían de esta plataforma, pero no está tan mal como
parece. Me recuerda a la cita prohibida (cita de una cita) porque cada artículo
en esta gran enciclopedia virtual debe estar justificado por distintas fuentes.
Cuando vi Historia de las publicaciones, uno de nuestros trabajos fue preparar
un artículo para publicar en Wikipedia. Yo escribí el perfil de María Helena
Uribe de Estrada, y para que aceptaran la entrada, primero verificaron que toda
la información fuera veraz. Usé distintas fuentes en las referencié allí. Aquí
les doy un consejo: en Wikipedia encontramos información resumida e importante,
pero no se ve muy bien dentro de las referencias; ¿qué van a hacer? Buscar la
fuente primaria. Así como la cita prohibida. No cuesta nada buscar un poquito
más. Vale la pena 100 %.
Creo que plagiar dice
mucho de nosotros. Demuestra pereza, irrespeto, ignorancia y falta de
preparación. “La originalidad de un texto es muy importante y es una muestra de
que es el resultado de un trabajo previo y un aporte al conocimiento en la
materia tratada” (Jiménez, 2016).
El plagio implica muchas
cosas, tanto para la vida académica como para la vida personal. Académicamente
hablando, uno termina haciendo el oso.
Además, vienen repercusiones duras: hay sanciones legales y dentro de la
universidad. ¿Todo eso vale la pena? ¡Definitivamente no!
En cuanto a las
implicaciones personales, me parece que es como quedarse estancado. Es decir,
si no me esfuerzo por citar, dar crédito a los demás y crear contenido
original, es como si no estuviera haciendo nada. Es increíble cómo uno mismo
puede sabotearse. Yo no quiero eso para mi vida, no me agrada la idea de ser mi
propia enemiga. Adicionalmente, sé que mi identidad está configurada con un
diseño original y tengo que honrar eso.
Muchos pueden pensar que
es fácil decir «voy a ser original», pero llevarlo a la práctica no es algo
completamente automático. Es cierto. No voy a descubrir nuevas formas de crear
electricidad (¿se dice así?) ni voy a escribir Don Quijote. Sin embargo, cada
uno de nosotros tenemos una manera de contar las cosas. Hemos sido creados de
una forma maravillosa, única e inigualable. No tenemos menos credibilidad si
citamos a otros autores. De hecho, ganamos más autoridad si nos remitimos a
quien ya la tiene.
Debo decir que agradezco tener estos momentos de aprendizaje, porque a veces obviamos lo obvio. En el colegio te dicen «pon referencias», «¿a quién le pertenece esa idea?» y muchas otras cosas más, pero nunca te explican lo grave que es plagiar ni la gran falta de respeto que esto representa para la comunidad. Poder reflexionar me hace entender mejor por qué hago las cosas. Como ya lo he escrito varias veces durante este semestre, ¡no vivamos en piloto automático! Es momento de tomar las riendas del avión, aprender a pilotear la vida (por muy chistoso y ñero que suene ja, ja, ja) y disfrutar cada camino que se nos presente. Vamos con un corazón dispuesto. No se imaginan todas las cosas buenas que pueden suceder. Gracias infinitas.
Referencias
Jiménez Patiño, H. (2016). Plagio y “auto-plagio”. Una reflexión. Revista de
Historia Regional y Local 8 (16). https://www.redalyc.org/jatsRepo/3458/345846225009/html/index.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario